lunes, 11 de abril de 2022

Etapa 11: De Chantada a Rodeiro (19 kms)

 



La etapa que nos ocupa une las localidades de Chantada y Rodeiro. Se podría considerar una de las más tranquilas y bonitas de nuestro recorrido, ya que nos lleva a transitar por uno de los montes más emblemáticos de la Galicia profunda: el Monte Faro. 

Sin embargo, hay ciertos elementos disuasorios que perturban nuestra conciencia y tranquilidad como caminantes y como seres humanos que viven en contacto estrecho con la realidad: No nos hemos encontrado en este recorrido ya con minas de oro, pero si con las nuevas formas de enriquecimiento y lucro del siglo XXI: la explotación de los recursos naturales a costa de lo que sea. 

En esta etapa en particular se manifiestan en forma de aerogeneradores y macrogranjas, lo cual resulta en cierto modo paradójico: en el primer caso porque, en estos lugares considerados España vaciada no se utiliza ni la cuarta parte de la energía que estos monstruos alados producen; y, en el segundo  porque se ha dejado de lado la tradición minifundista gallega y se están abandonando las explotaciones ganaderas familiares en favor de estas "factorías de carne" industrializadas, muy contaminantes y que encima dejan escaso beneficio en el entorno rural donde se ubican. 

Será que tiene que ser así, con arreglo a la demanda cada vez mayor de energía, productos y servicios que la sociedad de consumo viene reclamando, pero el viajero tiene la sensación de que la historia se repite y que no hemos aprendido nada: La riqueza se sigue trasladando, como ocurría en tiempos pretéritos, desde las áreas rurales hacia las ciudades y grandes núcleos de población, dejando contaminados, despoblados y vacíos de servicios los lugares donde se genera gran parte del verdadero valor añadido de la economía supuestamente moderna...


Hecha esta pequeña salvedad, centrémonos en disfrutar de esta magnifica etapa y la belleza espectacular que nos aguarda. 

Ya la villa Chantadina, de la que partimos saliendo de la iglesia de Santa Ana, nos ha dejado un magnifico recuerdo con su porte medieval y señorial. Tras el descanso reparador, en la etapa de hoy nos dirigimos ahora hacia Centulle y Penosillás. Para ello, subimos por la calle Alférez Baar hasta llegar a la carretera LU-P-1809. Pronto nos encontramos con un Peto de Animas que da nombre a la localidad de O Peto, perteneciente a la parroquia de San Xurxo do Asma. Sigue nuestro recorrido por Centulle, Casasoa, San Xurxo y Boan. Aquí un mojón nos indica que faltan 99,278 km para nuestro añorado destino final: la capital compostelana. 

Nuestra ruta continua ahora por una carretera local hasta A Lucenza, pueblo del que salimos por pista durante un corto trecho que nos adentra rápidamente en la carretera que conduce a Vilaseco. Aquí un modesto cruceiro nos da la bienvenida. Pronto llegaremos a Penasillás donde nos encontramos una hermosa iglesia y un peto de animas, así como una excelente fuente. 



Desde esta iniciamos durante apenas 5 km la subida al Monte Faro, primero por una amplia pista de tierra hasta llegar al memorial dedicado a Uxío Novoneira. Se trata de un monolito con un poema en su frontal escrito por Pablo Ruben Eyre. En su parte trasera se pueden observar los escudos de la provincia de Lugo y del municipio de Chantada. A continuación seguiremos nuestra ascensión por carretera, llegando al área de descanso donde vemos una mesa de madera, unos bancos y una fuente. 

Habremos dejado a nuestra izquierda el vía crucis que conduce directamente a la cima del monte, donde nos aguarda la ermita medieval del siglo XVI. 




Este templo, construido sobre los restos de una antigua construcción románica está dedicado a la Virgen del Faro, figura que cuenta con gran devoción en toda la comarca. En el mes de septiembre se celebra su romería. De gran afluencia, en ella la gente venera la Virgen también conocida como ¨la Hija¨. Alrededor de esta capilla podremos encontrar varios monolitos en los que se encuentran escritas las cantigas de amigo, obra del trobador Xohán de Requeixo, nacido en el siglo XIII en esta comarca y, en las que se hace referencia en todas ellas a la Virgen del Faro. 

No lejos de la ermita a unos 300 metros del camino tenemos un mirador desde donde podremos disfrutar de unas excelentes vistas de las cuatro provincias gallegas y, obtener una panorámica de las principales cadenas montañosas del este gallego: Ancares, Courel, sierra de Queixa (Manzaneda) y Trevinca. Nos encontramos en plena zona Red Natura 2000, perteneciente a la red europea de espacios protegidos. En días otoñales y primaverales la cima se envuelve en nieblas, y en invierno no son infrecuentes las nevadas, que dan a esta cima un aspecto mágico.


En el entorno del monte podemos apreciar también la presencia de medoras y petroglifos, lo que nos hace pensar que en el enclave se hubieran podido celebrar algún tipo de extraños ritos paganos; siendo asimismo probable, dada su privilegiada localización y, a tenor de los restos arqueológicos hallados de época del emperador Diocleciano, la existencia de un puesto de vigilancia romano.

No podemos demorar más nuestra marcha, así que, fascinados una vez más por lo contemplado emprendemos camino, descendiendo en esta ocasión por una pista de tierra. Pronto nos topamos con la línea de aerogeneradores de la zona, que dejamos a nuestra izquierda. Procuramos disfrutar en la medida de lo posible de nuestras vistas del fondo del valle que está a nuestra derecha, pero enseguida surge ante nuestros ojos otro elemento perturbador de nuestra conciencia: una central eléctrica, que se nos aparece como si fuera un fantasma en medio de la niebla que esta mañana nos acompaña. Intentamos alejarnos lo antes posible del lugar y nos situamos enseguida en el Porto do Faro, situado a 850 metros de altitud. Continuamos dirección norte, bordeando la sierra por su ladera este hasta toparnos con otro de los elementos etnográficos del monte digno de mención: Se trata de la conocida como "A Fonte dos Meniños". 


Es una de las fuentes milagrosas que se citan en la tradición gallega, y a la que se le otorgan poderes curativos. Situada en el monte comunal de Argozón (Chantada), se comenta que allí eran llevados los niños para ser curados del "enganadiño", que era una enfermedad que afectaba a los niños que tenían falta de energía, manifestada en la tendencia a cruzar las piernas. Para poder curarse, se había de pasar al niño por debajo de una piedra que, situada horizontalmente sobre el reguero del manantial, hacía de puente. Dos mujeres una a cada lado del mismo se pasaban el niño entre si nueve veces, repitiendo cada una de ellas el siguiente responso:
- María,
-¿Que?
- Trae este enganadiño se es pa Dios o leve. Se es po mundo, Dios lo salve.

Terminado el ritual, dejaban una tea encendida, y si se apagaba el niño moría, y si se mantenía el niño vivía.

Después del pequeño refrigerio en la fuente milagrosa, continuamos bajando el monte sin perder de vista los aerogeneradores, hasta llegar al puente que pasa por encima de la carretera LU-213. Una señal en esta carretera nos dice que ya estamos en la provincia de Pontevedra. 

Nada más cruzarlo, otra señal nos indica el nombre del parque eólico que vamos a sortear: Se trata del parque eólico de Monte Cabeza. El nombre le viene dado por los monumentos funerarios hallados en las proximidades. La tecnología está reñida una vez más con las tradiciones y, en este caso, incluso se permite el lujo de perturbar la paz de los muertos... Estos yacimientos arqueológicos ubicados en la ladera sur de Monte Cabeza forman una necrópolis de tres túmulos, uno de gran tamaño y dos de tamaño mediano, y datan de la época neolítica. Se podría considerar el conjunto una especie de panteón familiar destinado a un grupo o clan. En su construcción hay que distinguir el túmulo, la cámara y otros posibles elementos como por ejemplo un anillo perimetral. En Galicia, para la construcción de la cámara se utilizaba piedra de granito y en algún caso pizarra. Delimitando el conjunto denominado en estas tierras "mamoa", por su forma de mama, solía haber un anillo perimetral que marcaba el comienzo del monumento.

Proseguimos nuestra ruta sin demora, y en breve nos encontramos dos mojones, uno que nos señala que estamos en el camino de invierno a su paso por el Concello de Rodeiro, y otro señalando la distancia que nos queda para llegar a Santiago: 85,495 kms. Descendemos ahora por una pista hasta Vilanova. Un camino llano, el PR-6 nos conduce en menos de 1 km al Pazo de Camba, después de haber dejado a un lado la indicación que nos hubiera llevado por senda a la Mamoa da Fervenza.


Los orígenes de este pazo se encuentran en la Alta Edad Media, en la que la familia Camba ejerció su dominio y propició una época dorada en el ayuntamiento de Rodeiro (de hecho, uno de los miembros de la familia participó en la toma de Granada, por lo que los reyes Católicos le premiaron con el Ducado de Camba). 

La primera referencia que se conserva de la Casa-fortaleza de los Camba es del siglo IX. En aquella época era un recinto amurallado y fortificado con torres almenadas y un foso empedrado que se podía inundar. En el siglo XV fue vencida y destruida parcialmente por los "irmadiños" y,  ya en los siglos XVI y XVII sería transformado en un pazo, aunque conservando la traza original de fortificación con tres naves y la torre en una posición central. Su acceso es a través de una escalera que lleva al patio central. Tiene planta de U, y cuenta con una torre y dos chimeneas del siglo XVIII. El pazo se encuentra unido a la capilla de San Xoan de Camba a través de un pasadizo superior, que permitía a los nobles acudir a los oficios sin salir al exterior.

La visita al pazo se encuentra dentro de la "ruta circular de los Muiños" (Molinos) y de las edades de la historia, y recomendamos hacerla completa, ya que en apenas 14.4 kms nos encontraremos diversos restos megalíticos que evidencian la ocupación de la sierra 3.000 años antes de nuestra era, así como varias Mamoas, una villa romana y numerosos molinos de agua. Todo el recorrido va acompañado de carballeiras (robledales) que le dan un alto valor paisajistico.

Después de este inciso, nuestra Vía del Oro nos adentra ahora en una atractiva casa solariega de 1790, conocida como la Casa del Cazador y, en breve alcanzamos la localidad de Rio, donde es obligado volver a detenernos para apreciar otra curiosidad en forma de mercado cubierto, conocido por estos lares como Os Pendellos. 



Os Pendellos son estructuras a modo de soportales que cubren un expositor corrido. En los mostradores se ofrecían todo tipo de mercancías: zapatos, pan, fruta ropa etc. La parte trasera servía como almacén. Los pendellos pertenecían a los vecinos de Río, y eran alquilados a los comerciantes los días de feria.

Además de los pendellos propiamente dichos existían otro tipo de construcciones que eran utilizadas como expositores o servían para guarecerse de la lluvia, guardar el ganado o como casas de comidas.

Esta muestra de arquitectura comunitaria rural es anterior al siglo XVIII, y sólo se conserva en algunas localidades gallegas, habiendo desaparecido en el resto de Europa.

En Rio hay un par de bares para hacer un alto en el camino, y luego alternando camino y carretera y una vez atravesada la localidad de Mouriz, llegaremos a la capital del Concello, Rodeiro, que es una villa pujante, centro de la tierra de Camba. 



La villa nació al amparo de una fortaleza medieval, de la que perduran aún sus restos. 

"La casa fuerte de Rodeiro" se menciona ya en el testamento de Andrés Sánchez de Gres en el siglo XIX, a quien le fue legada por su tío Alfonso Sánchez. La primera mención conocida de la tierra de Camba dataría del año 832, fecha en la que el rey asturiano Alfonso II el Casto concede a San Salvador de Oviedo varias iglesias en esta comarca, a efecto de pagar el censo eclesiástico, pero continuando bajo la jurisdicción del Obispado de Lugo.

El municipio está atravesado por dos antiguas vías de comunicación, bellos caminos transformados en reales que cruzaban la tierra de Camba de sur a norte.

Antes de proseguir nuestra ruta por estos caminos nos detenemos para pernoctar en alguno de los alojamientos con los que cuenta esta villa, que posee también diversos mesones, supermercados y otros servicios. Aunque no dispone de albergue de peregrinos público, acogen peregrinos en el Hostal Carpinteiras, situado en la parte alta del pueblo (Avenida Lalín-Monforte, nº 59, teléfono: 986.790.196), y también podeis parar en el Hostal Guerra, teléfono 986.790.061.

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