viernes, 15 de abril de 2022

Etapa 6: De Ponferrada a Puente de Domingo Flórez (30 kms)

 


Después de haber descansado en Ponferrada y haber disfrutado de sus excelentes manjares culinarios y arquitectónicos, comenzamos la 6ª etapa en el mismo punto al que llegamos en la etapa anterior, el puente Mascarón. Vemos en este punto claramente señalizado el inicio del Camino de Invierno, que coincidirá a partir de aquí en su totalidad con nuestra Vía del Oro. 

Este camino se conocía ya en el siglo XII y, era utilizado por  los peregrinos para evitar las copiosas nieves del Cebreiro en los meses invernales. Hoy en día este recorrido se realiza todo el año, aunque en periodo estival no es muy recomendable por la baja altitud por la que discurre la mayor parte del trazado.

Situados en el puente sobre el río Boeza lo cruzaremos y seguiremos de frente por el burgo de Boeza bordeando el monte Pajariel y, dejando a nuestra derecha el río y la ciudad de Ponferrada. La ruta inicia una suave y continuada subida hacia el castillo de Cornatel pasando por Toral de Merayo, Villalibre de la Jurisdicción, Priaranza del Bierzo y Santalla. En este último pueblo son de obligada visita las conocidas como las Barrancas, autenticas catedrales de barro. El camino nos permite contemplar además una magnífica vista del valle del Bierzo con el Sil, ya mezclado con las aguas del Boeza, serpenteando entre las extensas choperas. A destacar la arquitectura popular de los pueblos por los que hemos pasado con sus bellísimas balconadas de madera alineadas a lo largo del camino.

Una vez hemos pasado Santalla, a la altura de una pequeña ermita se nos presentan dos opciones para continuar nuestra ruta: 

    a) Tomar el camino señalizado a la izquierda, que nos llevará tras cruzar la carretera y, despues de un pronunciado ascenso al impresionante castillo de Cornatel pasando por el pequeño, pero hermoso pueblo de Villavieja.

    b) Seguir de frente por un camino más corto y fácil conocido como el Camino Real.

Ambas alternativas nos dejan en el alto de Ferreríes y, después de un fuerte descenso llegaremos a Borrenes, donde recomendamos  hacer un breve alto para empaparnos del rico patrimonio que tiene este Ayuntamiento. Así,  en relación con las labores auríferas podremos visitar el asentamiento metalúrgico de Orellán, enclave fundado por Roma y ocupado por indígenas para extraer el oro en proximidad. Tenemos también el Castro de Borrenes o el Castrellín de San Juan de Paluezas: castro de epoca Astur situado sobre un saliente sobre el río Sil que permite ver una panorámica fantástica del Bierzo. El mirador de Orellán nos ofrece asimismo una de las mejores vistas panorámicas del conjunto de barrancos y picachos de las Médulas.

Borrenes tuvo casa y Hospital de peregrinos ya desde el siglo XVI, hasta que en el siglo XVIII fue abandonado. Constaba de dos edificios: la ermita de Nuestra Señora de la Consolación y la casa hospital propiamente dicha. También cuenta con un Aula de interpretación del castaño. Se trata de un centro temático que pretende poner en valor este producto desde todos los puntos de vista: histórico, cultural y etnográfico recordando su gran importancia en la economía del Bierzo.

Después de este breve receso seguimos nuestra ruta iniciando la subida hacia Las Medulas, adentrándonos por completo en el bosque de castaños, algunos de ellos centenarios. Una vez en el pueblo podemos contemplar el espectáculo que nos ofrece lo que parece ser la mayor explotación aurífera del Imperio romano. Declarada  por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, son el mejor testimonio en el mundo del ingenio minero romano. 




El paisaje roto y espectacularmente mutilado por la acción del hombre mediante la técnica minera romana de ruina montium y de lavado masivo de barros presente en todo el área del Teleno (ya explicado en nuestra anterior entrada número 4 "de Tabuyo a Rabanal"), y que hoy vemos en el entorno de esta localidad berciana, constituye uno de los grandes hitos de la historia de la minería mundial (ya explicado en nuestra anterior entrada). No en vano fue la mayor explotación minera del mundo antiguo, en la cual los ingenieros de la época consiguieron movilizar del orden de cientos de miles de metros cúbicos de sedimentos utilizando tan solo el conocimiento práctico, una adecuada organización y la fuerza del agua. 

En las Medulas los romanos explotaron un inmenso depósito alubial estructurado en terrazas y rico en contenido aurífero que fruto de su particular historia geológica ocupaba una posición topográfica muy elevada respecto a todos los cauces fluviales del entorno. Esta característica y, la necesidad de utilizar el agua como motor de todo el sistema de trabajos, obligó a construir una vasta red de canales hidráulicos que se extendía por ambas vertientes de los montes Aquilanos y que captaba su caudal en los afluentes de la comarca. 

Por increible que pudiera parecer, uno de esos afluentes era el río Cabrera, cuyo curso discurre hundido al sur de los montes Aquilanos varios cientos de metros por debajo de los depósitos auríferos. Semejante tesoro bien vale una somera visita si disponemos de tiempo; pudiendo realizar varios recorridos perimetrales señalizados (entre ellas la senda de Valiñas o la del lago Somido) para así  apreciar mejor la autentica dimensión de semejante obra de ingeniería, que ocuparía en conjunto una superficie de más de  6.777 hectáreas de terreno, repartidas entre 3 municipios: Las Medulas, Borrenes y Puente de Domingo Flórez.

Aquel que quiera pernoctar en  Las Medulas, el pueblo le ofrece una oferta suficiente de alojamientos. Pero, nuestra meta es otra, así que seguimos nuestro trazado por el camino Real en dirección oeste utilizando el camino de Yeres para ascender al alto de las Pedrices, desde donde damos vista a la comarca de la Cabrera Baja. Al otro lado de este collado, sigue un tramo de fuerte descenso por una pista ancha que se abandona enseguida tomando otro camino más estrecho que surge a la derecha. Esta senda dibuja una larga bajada por el valle del arroyo de Valdebría hasta desembocar en la calle Real de Puente de Domingo Flórez

El pueblo, considerado centro comercial de La Cabrera Baja debe su nombre al puente mandado construir por un descendiente de la familia Froilaz, alto linaje de la nobleza leonesa. Estas tierras, encrucijada de comunicaciones y puente de unión entre dos regiones han sido siempre un tamiz de cultura y un lugar de intercambio, desarrollándose durante siglos una importantísima actividad comercial mediante ferias y mercados. Muy próspera  ha sido la industria de telares vinculados con el lino, gracias a la calidad alcanzada por la materia prima que se cultivaba en la fértil vega. Puente aún sigue celebrando un animado mercado quincenal.

No obstante, en los años 50 se descubrió una nueva fuente de riqueza que ha contribuido a potenciar económicamente estos pueblos, la pizarra. Tenemos la esperanza que hayamos aprendido de  la historia y, exijamos que la riqueza generada en el lugar de origen retorne realmente a sus verdaderos propietarios y, el deterioro producido en el paisaje sea compensado de forma distinta a lo  que viene siendo habitual: pobreza y abandono de estas explotaciones una vez han sido esquilmadas. Lo hemos visto a lo largo y ancho de nuestro recorrido: minas de oro y carbón abandonadas, centrales térmicas desmanteladas, construcción de presas en los ríos y, colocación de molinos y plantas fotovoltaicas para trasladar energía a las grandes ciudades. Esto no genera valor añadido  a los pueblos  que son los que sufren semejantes aberraciones, sino que sirve para enriquecer a un reducido número de empresas, muchas de ellas  con sus sedes sociales situadas en el extranjero. 

Críticas aparte, Puente y sus pueblos bien merecen una somera visita. Podemos Empezar por hacer un recorrido por su riqueza geológica donde destaca un descubrimiento de importancia mundial. Según los hallazgos paleontológicos realizados en la localidad de Salas de la Ribera, hace 400 millones de años esta zona se encontraba sumergida bajo los mares. En este lugar se encuentra el mayor yacimiento mundial de fósiles pertenecientes a unos organismos marinos hoy extinguidos, llamados "graftolitos" pertececientes al mismo nivel evolutivo a partir del que surgieron todos los animales vertebrados incluido el hombre. Estos organismos habitaron en este espacio durante más de 100 millones de años.

No menos importantes son sus yacimientos auríferos con las Médulas como telón de fondo o la mina de Matalla Asturum en Puente de Domingo Flórez y arqueológicos, con castros como los de Yeres, Vega de Yeres, Puente de Domingo Florez o Castroquilame. Iglesias como la de Salas de la Ribera o la de Castroquilame que guarda un Pantócrator Paleocristiano del siglo XII. 

Después de estas visitas toca reposar un poco, recomendamos el Albergue Casa Rosa (Calle Real, nº 3, teléfono 648.417.406), regentado por una familia muy amable, pequeño pero impecable, y que en el precio del donativo incluye el desayuno, como en los mejores hoteles (precio 17 euros). Si no hubiese sitio, podemos optar por el Hostal la Torre, entre otros alojamientos.

Gracias en nombre de todos los peregrinos a todos los hospitaleros de albergues  y propietarios de esos alojamientos que, incluso en plena pandemia de Covid 19 nos habeis dado cobijo. Desde aquí nuestro reconocimiento expreso y, animaros, a que a pesar de las dificultades que sabemos estais pasando, para que sigais realizando esa gran labor altruista y, a veces poco reconocida en pro de mantener vivo el camino.

Un saludo y fuerte abrazo para todos.



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