En esta etapa dejaremos atrás los valles del Jamuz y del Duerna y nos adentraremos en las comarcas de La Somoza y la Maragatería.
Esta etapa admite dos variantes: la directa son unos 25 kms:
Pero nosotros recomendamos pasar por Quintanilla de Somoza, Filiel y Lucillo, 38 kms en total, ya que aunque se rodea bastante se puede ver el hermoso pueblo de Quintanilla de Somoza, y los petroglifos de Peña Fadiel, además de que los aficionados a la montaña pueden subir desde Filiel el Monte Teleno (2.188 metros), cargado de simbolismo e historia, como comentaremos más adelante.
Si se opta por esta extensión puede que haya de hacer noche por la zona, y hacer esta etapa número 4 extendida en dos o tres jornadas; hay alojamientos en Quintanilla de Somoza, Luyego de Somoza y Santa Colomba de Somoza.
Comenzamos la ruta: Salimos de Tabuyo por un camino rural directo a Priaranza de la Valduerna, o si preferimos ir por la carretera asfaltada salimos dirección Castrillo y Destriana, y a un kilómetro aproximadamente tomaremos hacia la izquierda la carretera LE-6318 t seguiremos unos 3 kms hasta Priaranza de la Valduerna. Por el camino se disfruta de un paraje magnifico, en el que los ríos Duerna y Llamas proporcionan frescor incluso en pleno verano. Sus riberas constituyen ecosistemas únicos y bien conservados en los que se alzan alisos, fresnos y chopos. En Priaranza no podemos desaprovechar la oportunidad de probar sus famosos embutidos.
Tras cruzar Priaranza, a un kilómetro aproximadamente, tras cruzar el río Duerna y poco después de una pequeña subida con varias curvas tomaremos un desvío a la izquierda por la carretera LE-6319 en dirección a Luyego de Somoza, que está a unos 4 kms.
Pero antes de llegar, hacia la mitad de esta carretera, a la izquierda, podremos parar a ver los restos de una gran explotación minera romana: las Minas de Fucochicos, un gran circo de explotación de más de 200 metros de diámetro que fue explotado por minería hidraulica.
En el panel se explica que su abastecimiento procede del propio rio Duerna, cuyas aguas eran recogidas en el entorno de Molinaferrera mediante un canal de 37 km de trazado. La llegada de este canal a Fucochicos se encuentra por donde discurre la actual carretera entre Luyego y el yacimiento (nuestra Vía del Oro a Compostela sigue su curso); todo parece indicar que se trata de una elevación artificial del terreno realizada para el asiento del canal. De esta gran explotación se obtendrían cerca de 6 toneladas de mineral al año.
Avanzamos otros 2 kilómetros hacia el oeste y llegamos a Boisán, otro pequeño pueblo de la comarca con las ruinas de un molino a la entrada, el "molino de las Matas", en el puente sobre el río Duerna, y después podemos ver sus típicas casas de piedra, algún palacete con una balconada peculiar, y en lo alto su iglesia, asentada sobre el antiguo castro.
Retomaremos nuestra ruta desandando unos metros para continuar río arriba por carretera unos 3 kilómetros, siempre por la misma carretera LE-6425 que cogimos en Luyego de Somoza, paralelos al cauce del río Duerna y atravesando antiguos canales de drenaje del oro por un paisaje cada vez más montañoso y boscoso, hasta que llegamos a Filiel. En este bello pueblo situado en las mismas faldas de la gran montaña sagrada, podremos visitar la ermita de San Antonio, la fuente El mato y las eras (la Veiga) además de numerosos restos romanos, destacando su castro, conocido como "La Corona del Castro".
Las vistas desde la cima de esta montaña mítica son espectaculares, y se pueden ver gran parte de la comarca maragata y la Cabrera, los pueblos de Molinaferrera, Filiel y Corporales, este último al sur, y las montañas de nuestro alrededor, formando la Sierra del Teleno.
En las comarcas que estamos cruzando se daban una serie de circunstancias favorables para la extracción del oro: eran tierras de aluvión con polvo de oro; había abundante agua y la suficiente pendiente como para utilizarla como fuerza hidráulica; y existían suaves pendientes hacia el río Sil para los desagües.
El sistema llamado ruina montium consistía en canalizar y embalsar el agua de los riachuelos de montaña en la parte superior de la explotación; la montaña se horadaba con una red de galerías muy pendientes, soltando el agua a través de ellas con fuerza para deshacer la montaña y arrastrar las tierras auríferas hasta los lavaderos.
El sistema hidráulico del Teleno y las Médulas es el más grande conocido por la cantidad de agua utilizada y la longitud y el gran número de ramificaciones de sus canales. Una de las muchas captaciones se hacía desde la falda noreste del monte Teleno: A una altitud de 2000 metros se acumulaba la nieve que más tarde, ya convertida en agua, llegaba al río Cabo, afluente del río Cabrera, que a su vez alimentaba los siete canales que, bordeando la montaña, llegaban a los estanques de la explotación. Posteriormente, el agua de los canales llegaba a unos depósitos y la tierra extraída se amontonaba alrededor, formando taludes. Estos depósitos disponían de compuertas para distribuir el agua.
En este enlace se puede ver un mapa de los canales de la zona. Estos canales, cuya longitud total era de unos 300 kilómetros, tienen una pendiente de un 1 %, y un ancho y profundidad de un metro aproximadamente. La construcción de estos canales, que en algunos tramos discurren bajo la roca en forma de túnel, fue la obra más difícil y costosa de la explotación.
Tras esta parada montañera y minera, volvemos al camino. Desde Filiel seguimos por la misma carretera LE-6425, que ahora gira al norte y a un kilómetro de Filiel, en un desvío a la derecha señalizado, se camina aproximadamente otro kilómetro y se llega a los Petroglifos de Peña Fadiel, enfrente del Teleno, en dos grandes rocas lisas y bastante visibles:
Absorbidos por el misterio que esas extrañas representaciones han causado en nosotros, volvemos a la carretera, y dejamos a nuestra izquierda el cruce que nos conduciría hacia Chana de Somoza (conocida antaño por la fabricación de las típicas madreñas o galochas), Molinaferrera, donde se puede visitar la iglesia de San Julián, y Pobladura de la Sierra, considerado el último rincón de la Maragatería, con su iglesia de San Martín, la fragua y el molino de la fuente que aún sigue en funcionamiento.
Pero aunque es muy recomendable un desvío y una visita a todos estos pueblos, por problemas de tiempo debemos dejar atrás este cruce y, seguir ruta hacia Lucillo, a unos 3 kms, a donde llegamos tras subir un pequeño puerto rodeados de arbustos, prados y monte bajo. En esta localidad seguimos observando los vestigios de la extracción del oro en las grandes Murias de Cantos Rodados, amontonamientos de cantos rodados procedentes de las explotaciones mineras romanas. La localidad fue una de las mas esplendorosas de la Maragatería, hasta tal punto que en 1873, durante el reinado de Carlos VII, emitió billetes de 10 y 25 reales, siendo de las pocas entidades poblacionales pequeñas que han tenido este derecho a lo largo de la historia. Estos billetes, de los que existe copia en la casa consistorial, llevaban impresa la frase "Alcaldía Constitucional de Lucillo".
Tras coronar el puerto antes citado, y después de atravesar un bosque de robles vislumbramos en el horizonte la gran planicie de la Maragatería. Seguimos por la carretera, ahora ya descendiendo hacia el valle de Somoza, y a unos 5 kilómetros llegamos a Santa Colomba de Somoza.
Esta localidad fue un histórico cruce de caminos en época romana y medieval: aparece reflejada su existencia como localidad de forma oficial en el año 1027, al mencionarse en la relación de propiedades que el obispo de Astorga tenía en la comarca de la Somoza. Pero existen vestigios que demuestran su importancia ya desde épocas muy anteriores, ya que en el mismo pueblo se hallan los restos de una villa romana, en el paraje denominado El Soldán. Pero su explendor comercial llegó con el auge de los arrieros en la Edad Moderna: La comarca maragata está situada en un punto estratégico en las comunicaciones, a mitad de camino entre el interior de la península y Galicia, y los arrieros maragatos eran los transportistas de dicha ruta, gozando de gran poder e influencia en la zona entre los siglos xvi y xix. Los maragatos transportaban al interior de la península salazones de pescado traídos desde las costas gallegas, y al volver cargaban con embutidos y productos de secano. La decadencia de esta casta comenzó con la llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX.
Es recomendable un paseo por sus calles, hay varias casas solariegas maragatas, y una de ellas es una casa-museo etnográfico "La Casa Maragata", que se puede visitar, pudiendo ver cómo se vivía en épocas pretéritas.
Docenas de explotaciones auríferas existen en el Ayuntamiento, a destacar la Laguna Cernea y la villa romana del Soldán:
La Laguna Cernea es uno de los lugares más pintorescos y emblemáticos de nuestro recorrido. Se llega después de un breve paseo de 20 minutos de suave ascensión desde Santa Colomba, y por el camino se pueden apreciar (aunque con mucha vegetación) los canales descendentes que partían de la laguna hasta los lavaderos de mineral. Esta explotación ocuparía una extensión de 92 hectáreas (el equivalente a 90 campos de fútbol).
Por su parte, la villa romana del Soldán fue el lugar de residencia del "Procurator Metalorum", para gestionar las labores de extracción del preciado metal de la citada mina.
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