jueves, 14 de abril de 2022

Etapa 8: De A Rúa de Valdeorras a Quiroga (26 kms)

 


Si la etapa anterior supuso un tranquilo trayecto en torno a las calmadas aguas del río Sil, la que hoy nos ocupa no lo es menos. El único inconveniente es que apenas tenemos servicios. En compensación, nos vamos a encontrar con parajes de una belleza espectacular con los cañones del Sil y la Ribeira Sacra con sus  monasterios e iglesias como telón de fondo.

[Nota: otra forma de ver este paraje de los Cañones del Sil de manera espectacular es haciendo este tramo en tren, el trayecto está dentro de la línea de tren entre Ponferrada, O Barco de Valdeorras, Monforte de Lemos y Ourense.]




Se sale de A Rua por el popular barrio de Fontei, que nos recibe con la majestuosa iglesia de Fátima. En breve llegaremos a la Nacional N-120 después de pasar bajo un puente. Nosotros seguimos la carretera vieja la N-OU-533 que nos llevará a las tierras del Ayuntamiento de Quiroga, ya en la provincia de Lugo. Atravesaremos durante 7 km las estribaciones de la Sierra do Courel, declarada  Xeoparque Mundial por la Unesco. Nos sobrecogen las extrañas formaciones graníticas, en las que la naturaleza ha esculpido figuras de animales fantásticos muy similares a los encontrados en la Ciudad Encantada de Cuenca. 

El primer pueblo que nos encontramos es Albaredos. Llaman la atención las figuras de madera decoradas que aparecen colgadas de los árboles y en los corredores de las casas del pueblo y, que dan una nota de color y buen gusto al entorno. A partir de Albaredos los mojones de granito serán nuestros guías;  también el río Sil, cuyo cauce seguimos a media ladera.

La calzada romana ahora asfaltada, una "Carrale de Vereda", que nos sirve para transitar por estas tierras, fue utilizada en su día por los romanos para transportar su oro hacia la Urbs Romana. De esta sierra extrajeron miles de toneladas del dorado metal cada año. Sirva como ejemplo la Mina Da Toca donde utilizaron un sistema de explotación consistente en agujerear el terreno en galerías horizontales y verticales y, una vez finalizadas provocar una fuerte inundación con el agua traída río arriba. Así, debido a la presión, el terreno se derrumbaba y, era mucho más fácil decantar y refinar los escombros para encontrar oro.

Esta misma calzada por la que seguimos nuestros pasos nos llevará hasta Montefurado, Quiroga y los Codos de Belesar, siempre paralelos al río Sil.

 

En Montefurado o  Boca do Monte, según definición popular, debemos hacer otro alto en nuestro camino. Este lugar es uno de los atractivos geológicos y paisajísticos del territorio que engloba el Geoparque del Courel. Se trata de un túnel situado en la Peña do Corvo





Aunque pudiera parecer un elemento natural no lo es: Una vez más los artistas romanos del siglo II, durante el reinado del emperador Trajano, intervinieron en el entorno horadando un túnel de 120 metros con el objeto de desviar el curso del río Sil para desecar sus meandros y cribar el oro depositado en su cauce. Esta operación la podían realizar varias veces al año taponando el túnel y, soltando el agua a su antojo. 

En 1934 el túnel y el castillo que se encontraba en su loma sufrieron un derrumbamiento debido a una  gran riada. Debido a esta circunstancia el túnel tiene una longitud actualmente de 52 metros. Para acceder a él se sigue el desvío indicado en la carretera nacional donde se toma un sendero que parte de la cumbre del propio monte; o bien, desde las cercanías de Os Covallos.






Todo el entorno de la aldea de Montefurado denota la importancia que tuvo la extracción del oro en la zona. No hay más que echar un vistazo a los pináculos de barro, algunos de más de 10 metros de altura y al color rojizo de los mismos y, de muchas de sus viviendas o de su iglesia. 

Un edificio que destaca por sus enormes proporciones y por sus elegancia arquitectónica. Su construcción se remonta al siglo XVIII y, su estructura responde a la característica cruz Latina, con una única nave central y dos brazos cortos, destacando sobremanera su gran cúpula con linterna rematada por una pequeña piramide. En el interior sobresalen dos retablos, el central de estilo Rococó y, los dos laterales de estilo Neoclásico, decorados con panes de oro. En la parte exterior podemos ver la corpulenta torre, dividida en tres cuerpos verticales, cubierta a cuatro vertientes y coronada por capitel ortogonal.



Embargados una vez por la emoción por lo contemplado, continuamos nuestra ruta río abajo dejando a nuestra izquierda la aldea de Hermidón, más adelante el desvío a Vilaester y, en apenas 2 kms llegamos a Venda Vella. Faltan 183,896 km para Santiago cuando nos sorprende otro gran hallazgo: En el lugar conocido como Venda Nova se nos invita a través de un panel explicativo a contemplar la ribera contraria del río. 



Se trata de la mina de oro conocida como Las Conchas de Figueiredo. En ella podemos observar las Murias, que son acumulaciones de cantos rodados, colocados allí hace 2000 años por los trabajadores de la mina. Fijándonos bien, incluso podemos ver los canales que conducían el agua a la misma. 

En esta mina tan bien conservada los romanos emplearon el sistema de explotación denominado "conchas de deslizamiento por falso equilibrio". Las conchas son uno de los sistemas de explotación más sencillos y, requerían una pequeña infraestructura hidráulica. En la parte superior e inferior de la ladera del monte se realizaban zanjas y pozos por los que circulaba el agua. Cuando el terreno se volvía inestable y aparecían grietas en la parte superior se excavaban canales y se vertían en las mismas grandes cantidades de agua que provocaba corrimientos de tierra. De estos derrumbamientos se retiraban los cantos rodados y el barro se lavaba para extraer el oro.

Desde este punto a la parroquia de Bendilló hay 8,5 km. Ya acercándonos a este pueblo observamos otra de las grandes aportaciones romanas a la comarca de Quiroga: el aceite.  Por raro que pudiera parecer nos encontramos en estas latitudes con plantaciones de olivos repartidos entre los vecinos para su cultivo en pequeñas parcelas familiares. Su producción y la forma de extracción del "oro verde líquido" aparecen representados en la Almazara de Bendilló que hay unos 500 metros antes de la entrada a la aldea. En este molino construido hace unos 300 años podemos contemplar las diferentes piezas que se utilizaban en la molienda de la aceituna.



En los alrededores del molino y la ermita de As Farrapas se celebra cada año una muestra de la exaltación del producto coincidiendo  a finales de febrero o principios de marzo, realizándose varias moliendas donde se ofrece una cata del aceite y se pueden degustar otros productos  de  la zona como la castaña o la miel.

Una vez atravesamos la aldea de Bendilló pasamos  entre su iglesia y el cementerio situados en las afueras del pueblo y nos metemos de nuevo entre olivos hasta llegar al vecino pueblo de Soldón, cuyo nombre le viene por el río que nosotros cruzamos para seguir nuestro itinerario hasta Sequeiros y Os Novais.

Este pueblo, As Novais, es conocido por su torre-castillo que fue sede de la Orden Militar de San Juan de Jerusalen. Se  cree que los Caballeros Hospitalarios se establecieron en el siglo XII en las tierras de Quiroga.  Esta Orden religioso-militar tenía como función la defensa de la Fe y el mantenimiento de la paz. La torre sirvió como archivo de la Encomienda de los Caballeros Hospitalarios. Su situación es estratégica, ya que se encuentra sobre un acantilado rocoso en el lecho del río y cerca de la histórica ruta que unía Galicia con la Meseta. 




En la actualidad el castillo se encuentra deteriorado y de los muros exteriores sólo se observan restos parcialmente enterrados. Existen también dos estructuras claramente diferenciadas: una torre en la parte más alta y orientada al este, y el denominado Pazo de la Encomienda orientado al oeste. 




Sobre la puerta de este pazo se puede observar una piedra grabada con la Cruz de Malta, emblema de los caballeros Hospitalarios. 


Como buen castillo que se precie también tiene su propia leyenda; la conocida como leyenda de la princesa del castillo o leyenda de Quiroga: Según cuenta la tradición, la hija del señor de Os Novais, una chica rubia de insuperable belleza, mantenía relaciones amorosas con un joven de baja condición que vivía en la otra orilla del río. Se juntaban a escondidas en el pasadizo que une las dos orillas del Sil. Sabedor el padre de la chica de esta relación, tomó una tremenda decisión y ordenó a sus criados que una vez los jovenes estuvieran en el pasadizo lo tapiasen y los dejaran allí enterrados para siempre. Se cuenta que las pepitas de oro que arrastra el río Sil no son otra cosa que los áureos cabellos de la hermosa princesa de Os Novais. Dicen los vecinos que algunos días, en la orilla del río se oyen hondos y enamorados lamentos y hay quien afirma haber visto a los amantes paseando por la orilla del río las noches de luna llena.

Desde el mirador del castillo nos detenemos un breve momento para reflexionar sobre la fantástica historia de Os Novais y, después de proyectar nuestra atenta mirada sobre el fondo del valle partimos a la búsqueda de las nuevas sorpresas que sin duda nos aguardan en la Vía del Oro. Nos dirigimos ahora a Caspedro echando un último vistazo desde la distancia a las torres del castillo que se camufla ya entre los árboles del bosque contiguo. 

Atravesamos el pequeño pueblo y llegamos enseguida a Pazo Vello siguiendo el Camino Real. Este lugar mantiene aún la tablilla señalizadora del citado camino histórico. Estamos según éste en el punto métrico 20.075. Nuestra siguiente meta será ya Quiroga, lugar que aprovecharemos para hacer  parada y fonda ya que cuenta con un extraordinario albergue de peregrinos aparte de otros servicios como restaurantes y tiendas. 



La capital del Concello de Quiroga se encuentra enclavada en un hermoso valle rodeada de frutales y viñedos. Cuenta con un interesante museo etnográfico y pertenece a la red Natura 2000, dado que posee una gran variedad de paisajes y ecosistemas diferentes. Asimismo  forma parte del Xeoparque Montañas do Courel, donde destaca el conocido Miradoiro Xeológico, que es un plegamiento rocoso de 350 millones de años. 

Tampoco podemos olvidarnos de la excelencia de sus productos, donde el vino de la Denominación de Origen Ribeira Sacra cobra gran importancia. La viticultura se remonta a los tiempos de la dominación romana. Ya en aquel entonces se ideó la disposición característica de la zona en terrazas, para salvar los desniveles del terreno, que pueden llegar en algunos casos al 100%. Los bancales son hoy uno de los elementos definitorios del paisaje y contribuyen a darle a la uva un carácter especial. 



Definen la uva de la Ribeira Sacra la escasa pluviosidad relativa de la zona, la acción termoreguladora de los ríos, la orientación de los viñedos que permite una exposición solar optima y la disposición en escala que favorece el drenaje de un suelo granítico-pizarroso y ácido. 



La denominación de origen Ribeira Sacra ocupa una extensión de 2.500 hectáreas de viñedo en 20 municipios situados a lo largo del Miño y Sil en el sur de la provincia de Lugo y norte de la provincia de Ourense. Quiroga es una de las 5 subzonas en las que se agrupan los 20 municipios de la denominación de origen.

En Quiroga tampoco encontramos albergue, así que nos alojamos en el Hostal Quiper, C/ Real, 62, teléfono 982.428.541, precio mínimo 24 euros.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Vía del Oro a Compostela: una nueva variante del Camino por tierras leonesas

Os presentamos una nueva variante en el tramo leonés del Camino de Santiago: La Vía del Oro a Compostela. *Este es un proyecto desarrollado ...